Opinión
La generación del sí
Enrique Velázquez
No nos equivocamos: Jalisco ya cambió. Cuando las propuestas se empujan con argumentos y transparencia, el miedo desaparece. Cuando no hay campañas sucias ni alarmismo, la información fluye y podemos entender la complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos. Eso es lo que sucede con nuestra iniciativa de Libre Convivencia, que busca dotar de certidumbre jurídica a todo aquel que quiera compartir un hogar, los derechos humanos se anteponen sobre cualquier visión ideológica.
Una encuesta que realizamos en días pasados nos deja una enseñanza: los habitantes de la urbe tapatía está a favor de la agenda de extensión de derechos. 49 por ciento de los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara están de acuerdo con las uniones civiles, mientras que solamente 31 por ciento está en desacuerdo con ellas. El resto de los consultados no prestan atención al tema o dicen “no saber” del tema en cuestión. Lo cierto es que los resultados de la encuesta señalan que alrededor de dos millones 200 mil personas estarían de acuerdo con la iniciativa de Libre Convivencia. Una mayoría indebatible. Algunos sectores de la sociedad de Guadalajara están en contra de llamar matrimonio a estas uniones, pero reconoce que la extensión de derechos es un asunto de igualdad de todos ante la ley.
Nos dijeron por mucho tiempo que en Jalisco nunca se aprobaría una ley así. Desde otros rincones del país, muchos perredistas y no perredistas veían en Jalisco a un estado sin las condiciones para discutir estos temas. Incluso, aquí mismo, se nos reiteraba la misma frase: los jaliscienses son conservadores. Hemos comprobado que no es así. Que si bien, existen miles de familias que consideran al matrimonio como un asunto entre hombre y mujer, esos mismos hogares consideran que un nuevo estado civil no vulnera la esencia del vínculo conyugal. La Libre Convivencia solamente extiende los derechos a más individuos, sin tocar en absoluto al matrimonio ni a ninguna otra forma de unión existente en la actualidad.
Los jóvenes son claves en esta ecuación. Si bien, en población en general el apoyo a la Libre Convivencia es mayoritario, en el caso de los menores de 25 años la tendencia es aún más apabullante. 64 por ciento de los jóvenes tapatíos entre 18 y 25 años, están de acuerdo con la iniciativa. Esto quiere decir que dos de cada tres jóvenes de la ciudad apoyan la extensión de derechos y la consolidación de una urbe más plural y dinámica. Los jóvenes son la generación del futuro, sin complejos y sin tabúes. Los jóvenes son la generación del sí, de la tolerancia y de la apertura. Escuchémoslos y legislemos de acuerdo con la sociedad en la que vivimos, no de acuerdo con la sociedad en la que pensamos que vivimos.
Más de una décadas se ha postergado la decisión en la materia. Sumidos en debates ideológicos sin puentes de consensos, en el pasado nadie cedió. La Libre Convivencia es un paso hacia los acuerdos y las decisiones. Incluso, al interior de la Iglesia católica existen simpatías en torno a esta ley. “No seamos más papistas que el Papa”, apoyemos una iniciativa que extiende derechos y no vulnera la institución matrimonial. Nuestra encuesta deja claro que el estado ya cambió y quiere reformas. ¿Otra vez la clase política se quedará atrás de una sociedad civil que entiende la igualdad y la libertad? Esperemos que no. Pasemos de la generación del no, a la generación del sí.
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