Vientos de cambio en la Iglesia

Enrique Velázquez

Francisco nos está demostrando que el catolicismo y la democracia se pueden reconciliar. La izquierda tiene como mandato romper tabúes.

Así fue tras la Revolución Francesa, cuando se pensaba que el rey tenía el derecho divino a gobernar o cuando se pensaba que la Iglesia debía ser la guía política de la sociedad. Una izquierda que no aspira a liberarse de las cadenas morales y políticas, buscando alternativas para un mundo mejor, simplemente cae en el conservadurismo

 Por ello, me parece que al día de hoy, en la Iglesia católica, conservadora por naturaleza, estamos viendo un movimiento ideológico muy esperanzador. ?No soy de derechas? dijo el Papa hace unos días. Sus palabras confirman que está lejos de ser un Papa conservador.

Veo en el Papa Francisco un líder de la Iglesia que entiende el momento en el que vive. Plural, tolerante y auténtico, sus declaraciones son oxígeno puro para una curia conservadora y anquilosada. Sus frases dejan entrever que se construye ladrillo a ladrillo, una nueva Iglesia: una puerta para los excluidos, un pensamiento que une y no separa. No escatima para mandar el mensaje de que la Iglesia ya no puede estar obsesionada con el tema del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Es un golpe de timón que aplaudo realmente. Incluso, es valiente al decir que va a recuperar el papel de la mujer en la Iglesia y no se descarta que durante su papado nombre a una mujer como cardenal.rnrnSin embargo, no veo en paralelo a la apertura papal una respuesta desde la cúpula de nuestra Iglesia local. Desde hace más de cinco meses presentamos la iniciativa de Libre Convivencia, una propuesta para dotar de certidumbre jurídica a cualquier familia o pareja que viva en un hogar común sean del mismo o de distinto sexo, y hasta el momento no hemos podido tener unos minutos con el Cardenal. Ha preferido no conocer la iniciativa que tendrá impacto en cerca de 35% de los hogares de Jalisco.

Sin embargo, durante este periodo sí he tenido posibilidad de reunirme con distintos curas y eclesiásticos que me han manifestado su total apertura a conversar sobre la extensión de derechos. A diferencia de lo que percibimos en las cúpulas de la Iglesia tapatía, en las bases sacerdotales sí existe gente que ya no tiene esa percepción negativa sobre la posibilidad de encontrar en la ley espacio para proteger otras uniones.

No entiendo cómo hay un sector de la Iglesia que se opone, ni siquiera toca el matrimonio,  me comentó un sacerdote hace algunos días. La Iglesia no es uniforme ni monolítica, hay gente que quiere la extensión de derechos y que ve la iniciativa con buenos ojos.rnrnTengo que reconocer que este Papa me inspira. Y me inspira porque es, sin lugar a dudas, un demócrata. Francisco, a golpe de frases y declaraciones, nos está demostrando que el catolicismo y la democracia se pueden reconciliar y tender puentes de entendimiento. Ese retorno a la doctrina social de la Iglesia es la reconciliación del papado con los pobres, los excluidos y los afectados.

Y en ese mundo, donde la Iglesia le abre de nuevo la puerta a la tolerancia, no hay sitio ni para la homofobia ni para la discriminación. Ojalá el mensaje llegue a cada templo y a cada católico en Jalisco: el nuevo discurso de Roma es de aceptación y pluralidad. Si sigue por este camino el Papa, pronto habrá jóvenes, mujeres y homosexuales que verán en la religión católica, otra vez, un hogar cálido e incluyente.rn