Nos estamos acabando la casa de todos…

Los productores de madera que de manera clandestina e irresponsable talan los bosques del país, saben perfectamente el daño que ocasionan, ya que al destruir las áreas que nos brindan oxigeno se perjudica al ser humano. Además de causar el exterminio de la fauna que vive en esas zonas, que como se sabe, es mucha la diversidad de animales que se encuentran en estos lugares.

A estos señores lo único que les interesa son las grandes ganancias económicas que obtienen al llevar a cabo estas acciones ilícitas. Cabe señalar que no se esta en contra de la producción de madera, sabemos que es indispensable para elaborar productos necesarios para la ciudadanía, pero se tendrá que realizar conforme a las leyes que imperan en México, no se debe de continuar permitiendo esta destrucción indiscriminada de nuestros bosques, la autoridad competente debe de aplicar todo el rigor de la ley en contra de quienes atenten contra las áreas boscosas de los mexicanos.

Por ejemplo, en Canadá, el Producto Interno Bruto (PIB) de éste país es precisamente la producción de madera, es decir, esta actividad la llevan a cabo de manera lícita cumpliendo con todas las normas establecidas en esa nación. Recordemos que el desarrollo sustentable habla de eso, utilizar los recursos naturales sin perjudicar a las futuras generaciones, porque de no hacerlo, éstas nos lo estarán reclamando en su momento.

Por otro lado, tenemos la contaminación que provocan las industrias al arrojar a los drenajes residuos contaminados que van a parar a ríos, lagos o lagunas, provocando con esto, otro desequilibrio ecológico sin que ninguna autoridad haga algo al respecto, o responsabilizándose unos a otros, en donde la dependencia federal dice que es del ámbito estatal o municipal y viceversa. Pero mientras esto sucede, el daño ahí esta, lo peor es que son perjuicios que tardarán muchos años en recuperarse y en algunos casos son irreversibles.

Algo similar ocurre con las grandes cadenas de hoteles, éstos desechan aguas negras a través de sus drenajes, los cuales van directos a los mares causando también afectación a la flora y fauna que habita en esos lugares. Esto lo saben las autoridades, si ésta aplicara la norma como es su responsabilidad, ya no se tendría este problema que afecta de manera considerable a las especies marinas de este país.

Otras acciones que provocan contaminación atmosférica son las que realizan las industrias que de manera irresponsable dañan el aire de forma sistemática con la utilización de combustibles, en donde los dueños de estos establecimientos industriales no cumplen con las mínimas normas establecidas por la autoridad provocando así el deterioro del aire que respiramos. A simple vista, cualquier ciudadano observa las grandes cantidades de humo que arrojan estas industrias, las cuales contienen partículas con alto índice de contaminantes que no sólo perjudican al medio ambiente sino la salud del ser humano, la pregunta es ¿acaso las autoridades encargadas de cuidar el medio ambiente y la ecología no lo ven?

Además de la contaminación que provocan las empresas de transporte público y privado que circulan a diario por calles, avenidas y carreteras de este país, en donde no hay autoridad que les pare el alto para sacarlos de circulación y no continuar perjudicando la atmósfera. Recordemos que ya le provocamos con esto un daño irreversible a la capa de ozono, pero tal parece que a nadie le preocupa, de continuar acrecentándose esta afectación a la capa que nos protege de los rayos ultravioleta, los efectos que tendremos en el planeta los estaremos lamentando muy pronto.

En fin, como se observa, todos los daños provocados a la casa de todos es por el interés económico de unos y por la gran corrupción de otros, algo que el resto de la humanidad debería de estar exigiendo la aplicación y el respeto a todas las leyes y normas que regulan el medio ambiente y la ecología de este planeta llamado Tierra. O como diría mi abuela, el ser humano es el único ser “pensante” que destruye lo que la naturaleza le brinda ¿No lo creen?

Marcos Antonio Santoyo Bernal