Libre Convivencia, una ley bien elaborada

Sabemos que hay legisladores que han querido esconder su discriminación con inquietudes jurídicas

Enrique Velázquez

La iniciativa de Libre Convivencia es un proyecto de ley bien fundamentado, jurídicamente sólido y que busca ante todo la eficiencia legislativa. Sabemos que por muchos años, en claro sentido opuesto a lo que demandan las nuevas doctrinas jurídicas, muchos legisladores han buscado codificar en nuestros reglamentos, leyes difíciles de leer y que generan problemas muy profundos para su aplicación. En vez de buscar la facilidad y la sencillez que les permita a los ciudadanos ver en la ley a un aliado y no a un enemigo, tenemos actualmente en nuestro marco jurídico leyes obsoletas, de infinidad de artículos e inaplicables a la vida diaria.

Por eso, decidimos hacer de la Libre Convivencia, una iniciativa de pocos artículos, sencilla y que no se prestara a malas interpretaciones. Sabíamos, desde el principio, que aquellos que se oponen a la extensión de derechos permanentemente no iban a cambiar su postura ni aunque hiciéramos la ley más clara nunca jamás realizada. Sin embargo, entendemos que la mayoría de la gente está abierta a escuchar y a formarse un juicio propio, por lo que una iniciativa sencilla siempre facilita la discusión y los términos del debate.

Asimismo, al ser un tema polémico, no podíamos meternos en laberintos jurídicos ni tampoco en ambigüedades. La ley tenía que ser clara y breve, que en pocas cuartillas lograra proteger los derechos de todos y que no se adornara con largos párrafos que no abonan en nada. Entre más corta una ley, más fácil podemos brindar información a todos y despejar las dudas que surgen tras su revisión. La mayoría ha celebrado esta apuesta por la sencillez y la condensación legislativa, aunque hay otros que la han calificado como una ley sin “personalidad”. Sin ni siquiera entender bien a bien que significa eso, una ley con “personalidad” tendría que ser de cientos de artículos, como todos esos reglamentos que actualmente tenemos en desuso y que nadie lee. Por el contrario, una ley breve y concisa es la mejor forma de garantizar que la sociedad la conozca, y que no permanezca como cuadro en un museo, sino como algo que forma parte de la vida diaria.

Como lo hemos señalado en todos los foros y espacios en medios de comunicación en los que hemos podido estar, es una ley que implica un nuevo estado civil, que no es matrimonio ni contempla la adopción, y que tiene como objetivo defender los derechos de todos aquellos que decidan compartir un hogar (sean de distinto o del mismo sexo). Y elegimos un estado civil por una búsqueda de igualdad: darle menor rango a cualquier unión significaría dividir en familias de primera y familias de segunda. Como demócrata, no debo permitirlo.

En el mismo sentido, y siempre en la búsqueda de la eficiencia legislativa, nos apoyamos en las leyes ya vigentes para no seguir con esa tendencia absurda del legislativo de cambiar todo de la noche a la mañana. Lo cierto es que el Código Civil ya nos da un buen marco de derechos que sirve como base para la extensión de derechos que estamos proponiendo. Así, se deja intacto el matrimonio como un estado civil que concierne solamente a hombres y mujeres, y se deja la adopción como una atribución única de los matrimonios. Es decir, no se toca nada de ambas instituciones.

Sabemos que hay legisladores que han querido esconder su discriminación con inquietudes jurídicas. Todas las leyes son perfectibles y nosotros sabemos eso, por lo que estamos más que abiertos a que se mejore la iniciativa. Sin embargo, siempre con la mira puesta en cumplirles a todos esos jaliscienses que hoy no tienen derechos. Así, todos esos diputados conservadores sólo se han dedicado a descalificar sin argumentos de peso y sin ninguna aportación real para enriquecer la iniciativa. Nosotros defendemos la iniciativa tal como la presentemos, pero entendemos que somos un Congreso de 39 diputados y la pluralidad es valiosa en una democracia. Y lo he dicho desde el primer día, sólo los derechos no se tocan, lo demás se puede discutir.