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Opinión

OBRAR CON CONCIENCIA

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Por Juan Carlos Hernández Ascencio

La palabra conciencia parece provenir del latín cum scientia, esto es, con conocimiento. Cicerón y Santo Tomás le dan el sentido de «conciencia común con otros» El ser humano en la búsqueda de la verdad, se plantea preguntas que le permitan conocer en su entorno y lo que posee, tanto material e intangible, es así como cuestiona una idea, una filosofía y toda cosa nueva que en su ambiente se le presente como novedad, en ello ha de tener cuidado en no tomar temas equivocados o erróneos respecto a esa verdad que busca en el día a día, y sobre ello acciona cada toma de decisión en conciencia.

Como cita el libro Ética o Filosofía Moral: “la mentalidad racionalista concibe a la conciencia como un depósito interior de contenidos morales innatos, una especie de enciclopedia moral con la que todo hombre viene al mundo. Se trata de un craso error. La conciencia ni siquiera es una facultad, menos aún el contenido innato de un compendio subjetivo. La conciencia es un juicio intelectual. Tiene dos variantes: la primera es el juicio que determina si un acto es o no voluntario; la segunda, el que determina si un acto voluntario se asimila o contraria a la ley moral o a la recta razón. En ocasiones puede confundirse el consentimiento moral con la simple atracción del lado positivo de un acto proscrito. Ante la duda, la “conciencia » mediante un juicio reflexivo aclara si hubo acto voluntario, ya que solo este es sujeto de moralidad. *

Como también lo citaba Pitágoras, en el examen de conciencia en el que articulaba tres preguntas: qué hice, cómo lo hice y por qué lo hice, y con ello se mejoraba en mucho el comportamiento de las personas; por su parte San Ignacio de Loyola, recuerda que sin hacer examen de conciencia resulta imposible progresar en santidad y en perfección. Quizá no tenemos tanto apego en ello, pero si al menos en intentar contar con que tenemos conciencia y estar al pendiente de ella, sabernos conocedores de que es de suma importancia hacer un espacio en el día, para recapacitar en nuestros actos de uno y otro día.

Según los principios morales, aunque se considera que el acto obrado es libre, no se puede caer en el error de que tenemos libertad de conciencia.

No se puede considerar a la conciencia como el supremo e independiente árbitro del bien y el mal, más bien hay que entender que la misma está sujeta a las leyes morales y a su vez a las leyes naturales y divinas. Entonces la conciencia no es una potencia como el entendimiento. No es un hábito como la ciencia. Es más bien un acto producido por el entendimiento a través del hábito de la prudencia, y puede ser adquirida o infusa.

El punto es sabernos conocedores de que obramos en conciencia, las más de las veces, aunque también lo hacemos en modo inconsciente, pues hemos tomado decisiones equivocadas por no tener la prudencia en conciencia de pensar antes de actuar, somos pues individuos que podemos equivocarnos sino no tenemos la precaución de pensar, razonar e interiorizar en nuestra propia conciencia para obtener mejores resultados en todo lo que hagamos. Entonces lo que se debiera hacer es examinar cuáles son las causas que nos hacen errar, para así erradicar el error con total conocimiento y por su puesto con la voluntadpropia de generar mejores condiciones de vida y despojarnos de esas pequeñas fallas que nos están acechando e impidiendo ser mejores personas.Hacernos el propósito de tener presente que debemos obrar en conciencia nos alejara de fallas y quizás de graves errores, ponga de su parte y sea feliz, usted lo puede hacer. ¡Hágale pues!

* Ética o Filosofía Moral. -Luz García Alonso.

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Opinión

Se derrumba plan de perpetuarse a Diego Monraz

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Por José Luis Ramírez H.

Una demoledora columna en el influyente y serio periódico de circulación nacional El Financiero fue la puntilla a las aspiraciones de Diego Monraz de intentar repetir en la secretaría de transporte.

La columna del periodista Alejo Sánchez Cano narra con pelos y señales los negocios turbios de Diego Monraz, quien utiliza prestanombres y siempre da prioridad a las ganancias personales más allá de buscar la solución del caos vial en la metrópoli jalisciense .

Los nombramientos en el gabinete se estarán anunciando por parte de Pablo Lemus en forma semanal, pero ya la esperanza en el equipo del secretario de transporte está por los suelos , porque saben que todo lo señalado en El Financiero es cierto y así no para donde hacerse

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Opinión

De escándalo el cierre de Monraz en transporte

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Por Juan Carlos Gómez.

De no creerse las cifras de muertes por transporte urbano con lo que cierra su gestión Diego Monraz Villaseñor.
Un indicador que hunde a cualquier funcionario y que pone en evidencia que no hubo mejora alguna en este servicio público, ni en el ordenamiento vial.

La gestión de Diego Monraz va a ser recordada con dolor por decenas de familias que perdieron un familiar a causa de los llamados “vacunos “.

Así se despide de la administración el ahora acaudalado funcionario que podrá dedicarse a disfrutar su mansión, casas de playa y sus lucrativas empresas creadas al amparo de su cargo.

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Opinión

CONSTRUIR JUSTICIA CON CONVICCIÓN Y COMPROMISO

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Por Juan Carlos Hernández Ascencio

La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.

Fernando Savater, escritor, filosofo, ensayista y novelista.

En México las leyes son perfectas en señalar los temas diferentes de la estructura de los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Así hemos operado legalmente y hay trascendencia en la seguridad de contar con la certeza, aún de hacer valer la ley a cabalidad en cada momento y en cada ciclo de la historia por la que ha atravesado México.

En el presente está en la boca de muchos el tema de la aprobación  de la reforma Judicial por el Senado de la República. Estamos ante una disyuntiva de aplicación del Estado de derecho a través de la praxis del ejercicio democrático en la máxima tribuna del Senado. Usted sabe el resultado, ultimo dado en la llamada reforma al poder judicial.

Quisiera escribir palabras hermosas y románticas de lo bien que le estuviera prosperando el país en la economía, inversión, producción, educación, salud pública, seguridad y demás, pero precisamente no es factible hacerlo, derivado de los acontecimientos próximos pasados que han asolado tenemos pues que exponer  y no lo escribo con afán de ridiculizar o siquiera exhibir a nadie, la fallida, la innegable y la indiscutible  errática forma de establecer y defender y hacer cumplir el Estado de Derecho según lo describe la carta magna de nuestro país.

Dejar hacer y dejar pasar, a quien sea por encima de la constitución; ¿esto es posible? Usted tiene la respuesta desolación de lo que mucho mexicanos reclaman un país con estabilidad social, lejos estamos de lograrlo. Las condiciones no están dadas, como para echarse para atrás en ningún sentido; debe imperar el Estado y el Derecho, sea como sea hay una norma que cumplir, y no lo contrario, nos orillamos a pensar que las circunstancias cambian, si eso puede ser, pero el qué y el cómo hacer cumplir la ley suponemos no debería cambiar ni en un ápice.

La construcción de la paz en este país ha costado mucho, en los últimos 200 años, entre unos y otros, entre liberales y conservadores, ricos y pobres, buenos y malos, como usted lo prefiera han peleado por ello, y a pesar de ello, parece que nos enfocamos a no tener sinergias, unión, o quiera usted cualquier otro pretexto para no fincar la voluntad para evitar la división, esta que a veces es provocada por externalidades y a veces por pelea propia.

Sin duda que este país necesita lo que proponía Don Porfirio Díaz: paz, orden y progreso, en ese orden, sin los cuales será difícil lograr los objetivos de gobernanza, o siquiera gobernabilidad, pues suponemos que se debe aprender de los errores para no regresar a ellos y aquí entra el tema de construir la paz, en buscar la justicia con la amplia convicción de hacerla llegar sin menoscabo de filias ni fobias, en la inteligencia de crear un compromiso de aplicar el justo medio: ni más ni menos. Tiempos vienen que no sabemos su alcance y su trascendencia. Solo esperemos que sean mejores que los próximos pasados. Otra vez que no llegue el rumor de la discordia.

*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas

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