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Opinión

TEMPORADA DE ENCUESTAS: REALIDAD O FICCIÓN

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Por Juan Carlos Hernández A.

La presente época se vive intensa en el mar, o diría tsunami de información, que crece y avasalla, arrastra con todo, sin detenerse, y quienes recibimos esa abrumadora información quedamos atónitos, sin poder discernir, analizar ni siquiera un porcentaje mínimo de todo ello, parte de eso también lo son las encuestas sobre temas diversos.

Se llega la temporada acentuada en que a lo largo y ancho del país se empieza a preguntar la percepción de la gente con diversos temas, pero uno en particular, el tema político, que es el de la intención del voto; por los miles y miles de candidatas y candidatos que buscan contender a un cargo de elección, a través de la organización de las elecciones que la autoridad electoral ya está ejecutando con todo cuidado y que además es vigilante de cada publicación emanada de los estudios demoscópicos unos pagados y otros no, bueno suponemos que no, y que son dados a conocer a la opinión pública (encuestados) para determinar las preferencias que muestran esos estudios.

Las metodologías usadas para realizar estudios son por demás valederas como las que más, hay un principio científico que se utiliza para aplicarlas y muestran datos cualitativos y cuantitativos, en ello se define también el tamaño de la muestra, la estratificación, así como el número de preguntas a hacer, muy importante es la elaboración de un orden de las preguntas y la importancia y valor de cada una. Lo que importa éticamente es que esas preguntas no lleven tendencia alguna, para esperar una respuesta tergiversada de origen.

Ante todo, ello se centra en algunos sectores de la sociedad la discusión de que si es con encuestas como se gana una elección, no es así, pues las mediciones de esos estudios son eso “mediciones” al momento, fotografías que toman de la opinión publica (la muestra) su actitud, respecto a una persona, pero recordemos que las actitudes cambian.

Entonces ¿nada es verdad, nada es mentira, todo depende de la encuesta con que se mira? Quién sabe. Pero supongo que sí, hay posibilidades de hacer que quien madruga con estas mediciones son los que marcan la pauta de intención de voto, a veces si, aunque no es un patrón de comportamiento. Es un tema para discutir, claro que hay quienes consideren lo contrario.

Ahora, que el punto de las encuestas mucho tiene que ver la muestra, es decir el mercado a donde se aplica, a quienes se les pregunta, es determinante (aunque no siempre) para esperar la respuesta deseada. Nadie vende pan frio, ¿o sí? Es pues de suma importancia igual la definición del estrato elegido, para tal fin. También hay que decir que las encuestas como herramienta de trabajo en una contienda electoral, no hace “el milagro” cuando de por si él  o la candidata, no tiene las simpatías, sinergias, liderazgo, carisma, agrado, oratoria, curriculum, y muchos mas antecedentes buenos, con que contar una “historia” a sus electores, y en ese caso las encuestas quizá no surtan el efecto deseado.

Las aristas de que con encuestas se pretenda ganar una elección, o querer posicionarse en el espectro de la comunicación política es por demás inocente pensar que sí, es solo una herramienta de complementariedad en una estrategia para ganar y lograr posicionar una marca, nombre, idea, pues estamos hablando de propaganda, no olvidar que la propaganda vende ideología pura y ahí la encuesta refuerza ello, sí o sí.

Por lo que, la realidad es que solo con trabajo en campo, como dicen “gastando suela” en la calle es como sí se puede alcanzar objetivos claros y concretos, la utilización de encuestas o sondeos son por demás la toma de fotografía al momento, de cada etapa de un proceso de campaña, entonces no determina contundentemente el “gane” si eso piensan quien lo utilice esta viviendo un momento de ficción. Cuidado. Por lo pronto amable lector usted aprópiese de las mejores ideas que le vayan a plantear para que, eligiendo su persona favorita a la que desee favorecer con su voto le siga la pista. ¡hágale pues!

 

Opinión

Se derrumba plan de perpetuarse a Diego Monraz

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Por José Luis Ramírez H.

Una demoledora columna en el influyente y serio periódico de circulación nacional El Financiero fue la puntilla a las aspiraciones de Diego Monraz de intentar repetir en la secretaría de transporte.

La columna del periodista Alejo Sánchez Cano narra con pelos y señales los negocios turbios de Diego Monraz, quien utiliza prestanombres y siempre da prioridad a las ganancias personales más allá de buscar la solución del caos vial en la metrópoli jalisciense .

Los nombramientos en el gabinete se estarán anunciando por parte de Pablo Lemus en forma semanal, pero ya la esperanza en el equipo del secretario de transporte está por los suelos , porque saben que todo lo señalado en El Financiero es cierto y así no para donde hacerse

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Opinión

De escándalo el cierre de Monraz en transporte

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Por Juan Carlos Gómez.

De no creerse las cifras de muertes por transporte urbano con lo que cierra su gestión Diego Monraz Villaseñor.
Un indicador que hunde a cualquier funcionario y que pone en evidencia que no hubo mejora alguna en este servicio público, ni en el ordenamiento vial.

La gestión de Diego Monraz va a ser recordada con dolor por decenas de familias que perdieron un familiar a causa de los llamados “vacunos “.

Así se despide de la administración el ahora acaudalado funcionario que podrá dedicarse a disfrutar su mansión, casas de playa y sus lucrativas empresas creadas al amparo de su cargo.

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Opinión

CONSTRUIR JUSTICIA CON CONVICCIÓN Y COMPROMISO

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Por Juan Carlos Hernández Ascencio

La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.

Fernando Savater, escritor, filosofo, ensayista y novelista.

En México las leyes son perfectas en señalar los temas diferentes de la estructura de los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Así hemos operado legalmente y hay trascendencia en la seguridad de contar con la certeza, aún de hacer valer la ley a cabalidad en cada momento y en cada ciclo de la historia por la que ha atravesado México.

En el presente está en la boca de muchos el tema de la aprobación  de la reforma Judicial por el Senado de la República. Estamos ante una disyuntiva de aplicación del Estado de derecho a través de la praxis del ejercicio democrático en la máxima tribuna del Senado. Usted sabe el resultado, ultimo dado en la llamada reforma al poder judicial.

Quisiera escribir palabras hermosas y románticas de lo bien que le estuviera prosperando el país en la economía, inversión, producción, educación, salud pública, seguridad y demás, pero precisamente no es factible hacerlo, derivado de los acontecimientos próximos pasados que han asolado tenemos pues que exponer  y no lo escribo con afán de ridiculizar o siquiera exhibir a nadie, la fallida, la innegable y la indiscutible  errática forma de establecer y defender y hacer cumplir el Estado de Derecho según lo describe la carta magna de nuestro país.

Dejar hacer y dejar pasar, a quien sea por encima de la constitución; ¿esto es posible? Usted tiene la respuesta desolación de lo que mucho mexicanos reclaman un país con estabilidad social, lejos estamos de lograrlo. Las condiciones no están dadas, como para echarse para atrás en ningún sentido; debe imperar el Estado y el Derecho, sea como sea hay una norma que cumplir, y no lo contrario, nos orillamos a pensar que las circunstancias cambian, si eso puede ser, pero el qué y el cómo hacer cumplir la ley suponemos no debería cambiar ni en un ápice.

La construcción de la paz en este país ha costado mucho, en los últimos 200 años, entre unos y otros, entre liberales y conservadores, ricos y pobres, buenos y malos, como usted lo prefiera han peleado por ello, y a pesar de ello, parece que nos enfocamos a no tener sinergias, unión, o quiera usted cualquier otro pretexto para no fincar la voluntad para evitar la división, esta que a veces es provocada por externalidades y a veces por pelea propia.

Sin duda que este país necesita lo que proponía Don Porfirio Díaz: paz, orden y progreso, en ese orden, sin los cuales será difícil lograr los objetivos de gobernanza, o siquiera gobernabilidad, pues suponemos que se debe aprender de los errores para no regresar a ellos y aquí entra el tema de construir la paz, en buscar la justicia con la amplia convicción de hacerla llegar sin menoscabo de filias ni fobias, en la inteligencia de crear un compromiso de aplicar el justo medio: ni más ni menos. Tiempos vienen que no sabemos su alcance y su trascendencia. Solo esperemos que sean mejores que los próximos pasados. Otra vez que no llegue el rumor de la discordia.

*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas

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